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Protestando contra la violencia hacia la mujer.

Registramos la protesta del 31 del mes pasado que realizó un grupo de estudiantes de la FPR en la Plaza de Bolivar, mediante un montaje sobre el trema de la violencia hacia la mujer. Las fotos de este performance se pueden ver en el blog de la FPR, rayuela-tunja.

El acto de protesta llamando a la solidaridad y cordura social,  fué motivado por la agresión desproporcionada que sufrió una joven de 20 años en un municipio del Departamento de Boyaca, y que casi le cuesta la vida.   Según las noticias los agresores fueron un grupo de adultos -entre ellos una mujer y un miembro de la policia que estaba de permiso (actualmente destituido)- quienes actuaron buscando linchar a la víctima cuando su vehículo chocó accidentalmente con un puesto callejero de frutas.

El hecho fué recientemente registrado por la prensa nacional incluidos noticieros de la TV, la web y la radio. [leer la noticia en ElTiempoElEspectador1 y en ElEspectador2],

A nuestro modo de ver, actividades artísticas como ésta -varias de ellas registradas en el blog de la FPRayuela mencionado-, además de buscar la adherencia social frente al tema, sirven para sensibilizar al estudiante orientándole su expresión individual de inconformidad y desagrado con el hecho, mostrándole que existen alternativas sanas para la protesta, estimulando la toma de posiciones razonadas y no solo emotivas, a la vez que generan su participación frente al problema de una manera socialmente positiva, en este caso mediante el uso del arte escénico.

Por otra parte, hay que recordar que no basta con identificar y reconocer la expresión de la violencia a cualquier nivel -bien sea personal, intrafamiliar, de género o de grupo; urbana, rural o por zonas; focalizada o generalizada; física o sicologica; etc-, sino que hay que intentar puntualizar sus causas para controlar el problema de base.

Lamentablemente con la violencia, el hecho o fenómeno sucedido supera muchas veces la comprensión racional por cualquier individuo -bien sea éste la víctima, un testigo del hecho, un actor casual, o un desprevenido espectador-, requiriéndose entonces de acciones y más explicaciones por parte de grupos y actores diversos para tratar de entender en algo lo que esté sucediendo, situación que complejiza mucho más la búsqueda de una solución.

Apartando a la enfermedad del individuo como causa coadyuvante, muchos de los problemas sociales relacionados con la violencia (a la mujer en este caso) suelen tener un trasfondo multicausal, donde sobresale algo que de una u otra forma nos atañe a todos: la existencia de un punto de origen para esa capacidad de violencia que tiene el agresor, y que tal vez se remonte a la época de su propia gestación*, o que quizás también esté vinculado a eventos muy adversos sufridos en etapas ulteriores de su vida, todo lo cual se resumiría como el no haber sido expuesto a las estrategias adecuadas de desarrollo, formación, protección y convivencia que se definen como tales dentro de una familia y en su escuela.

Por ello, siempre vale la pena recordarnos cuál es nuestro papel indelegable para con nuestros hijos. Cuál es esa función que realmente forma parte del núcleo transformador de la sociedad del futuro, y que es también un rol que no debe cederse a ninguna escuela ni a terceros. Un rol que como padres siempre mantenemos latente aunque muchos no lo ejercemos en nuestras propias familias, pero que facilitará la inserción y participación social adecuada como adulto del que ahora es tan solo un menor de edad.

OttoJ.


(*) Actualmente ya se reconoce una base biológica cerebral para la conducta violenta. Aunque todos la tenemos, no todos la hemos desarrollado de la misma manera. Puede decirse que la exposición a factores negativos en ciertos casos sirve de sustrato para crear un individuo más afín a ejercer la violencia. Asi por ejemplo, en la etapa del desarrollo fetal, la exposición continua a ciertos estresores como los laborales, la mala nutrición, el abandono familiar, la violencia fisica sobre la madre, la falta de apoyo a la gestante, etc, van moldeando en el cerebro ciertas áreas que afectan la conducta, generándose las estructuras y las conexiones adecuadas a nivel de red neuronal, que facilitarán mas adelante y en un entorno adecuado al resultado, obtener un individuo susceptible de ser violento.