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Nueva Revisión al «Método Rayuela»

(v1.1) Hace pocos días tuve la oportunidad de entrevistarme con Elsa Aponte -desde su origen uno de los núcleos de gestión teórica y permanente dinamizadora del proyecto rayuela, junto a su hermana Lenny y a Mauricio Delgadillo- encontrando la gratísima sorpresa de ver que desde noviembre pasado ya se implementaban dos -a mi modo de ver- importantes cambios en el desarrollo de la actividad operativa del que he llamado arbitrariamente el «método rayuela».

El primero de estos cambios está relacionado con el fortalecimiento de la perspectiva ya conocida de tener un grupo de profesores más unido que se exprese en un mismo lenguaje frente al «método rayuela». Se basa en la redefinición de las líneas de trabajo para los «maestros intercesores», que ahora se referencian bajo la mirada del desarrollo del pensamiento. Así, sus planes tienen hoy priorizadas líneas que se enfocan en o hacia el pensamiento lógico, histórico, social, biológico, ecológico, estético, ético, entre otros posibles.

El segundo cambio anunciado, que mas bien resulta ser una prueba piloto, pretende generar la posibilidad de ampliar de manera voluntaria pero supervisada, la base de herramientas que cada individuo objeto de la educación -el «rayuelo»- requiere para la comprensión y el manejo de la información existente en el entorno, contextualizando momentos para organizar su comprensión, planificar responsablemente su transformación, y generar así mayor conocimiento, incluyendo la gestión creativa y el análisis crítico de situaciones diversas en el entorno.

Es de suponer que estos nuevos cambios .que no serán los únicos- continuan con la idea de promover en el rayuelo el desarrollo de su curiosidad, raciocinio, creatividad, capacidad integradora, comprensiva y de trabajo en equipo, todo alrededor del uso de diferentes elementos que motivándolo, le facilitan el análisis situacional, la crítica constructiva, la comunicación, e incluso la intervención oportuna y propositiva en beneficio del propio entorno.

Dicho sea de paso, estas nuevas acciones me demuestran que son los intercesores quienes hoy se convierten en el centro de interés de la FPR.

Desde que mis hijos tuvieron su primer contacto con la escuela -mas bien cercana al modelo tradicional-, he actuado como padre preocupado por entender el tipo de formación y la calidad de la misma a la que los estaba sometiendo. Por ello llegué a cuestionar las actitudes de cada actor (incluyéndome), la efectividad de sus participaciones, lo oportuno y útil de las intervenciones puntuales (cuando las había), la motivación, el acompañamiento, y la capacidad de «enseñar a pensar» (como yo definía en aquel entonces lo que se debería lograr). En resumen, veía con lupa lo que cada actor debería tener hacia cada hijo dejado en sus manos, reconociendo la diferencia cultural, social e individual existente entre cada uno de los alumnos y de éstos hacia los de las demás regiones.

En este sentido fueron muchas las observaciones que hice con algunos de los modelos y propuestas de educación disponibles localmente y que logré conocer de cerca [1], cuestionando y construyendo mi visión del «lo que debería ser» -sin ser versado en la materia pero actuando con el sentido común de padre-, sobre todo a partir del diálogo con algunos directivos, padres, profesores y otros interesados.[2]

Debo destacar que adentrarse en este tema de la pedagogía solo con la intuición y sin haberla estudiado, es casi como sentarse a ver estilos de nado sin que uno nunca se moje del todo, pareciéndole algunos más estéticos y más complejos que los otros.

Terminé por descubrir que aunque en apariencia todos cumplen con disminuir el riesgo para el individuo entrado en el agua, algunos lo logran más eficientemente al fomentar la autogestión del nadador, motivándole al mejoramiento contra si mismo y no contra los demás, y preparándolos para enfrentar cualquier tipo de escenario.

Así hallé elementos para entender que no era solo la universidad la responsable de hacer cambios, inserciones, mejoras y adaptaciones en el sistema educativo, y mucho menos el sistema socioeconómico y político a través de su ministerio del ramo, sino que deben ser los efectores naturales del propio sistema de educación los involucrados y comprometidos con ello; es decir los colegios, escuelas y centros de enseñanza tradicionales o alternativos, son quienes deberían escudriñar permanentemente su desempeño propio y global, y valorar los resultados obtenidos comparándolos con los previstos, para proponer ajustes, cambios y plantear nuevas alternativas en su propio esquema de labor.

En este caso, al redirigir la forma de integrar los contenidos, establecer nuevas lineas de trabajo, explorar nuevas formas de relacionarse con los estudiantes y sus familias, quizá sin proponérselo en la FPR se está logrando corregir un punto que yo he identificado como crítico para el sistema: el que se insista vanamente en dogmatizar que el Centro de Atención debe ser el estudiante, cuando en realidad éste es solo el objeto lógico y natural del cuidado, acompañamiento y demás acciones que realiza el único efector socialmente autorizado después de los padres o acudientes: el maestro o intercesor.

De esta manera, para mi grata sorpresa, la FPR ha definido con naturalidad su propio centro de interés tornando la mayor parte de sus esfuerzos hacia su propio grupo de intercesores, con lo que no dudo se lograrán cambios y mejoras sustanciales en el resultado esperado sobre los alumnos; ejercicio que se enriquece aun mas cuando se evalúa y considera la naturaleza y dinámica familiar, particular a cada joven rayuelo.

En síntesis al mejorar y perfeccionar el accionar de unos actores, reconsiderándolos como objetivo principal del esquema operativo dentro del modelo, se logra impactar más adecuadamente en el «rayuelo», que no es más que el objeto natural de las acciones definidas e implementadas.

En entregas sucesivas, intentaré redondear y también puntualizar más donde considere haga falta, todo el significado y el peso de las nuevas acciones que se suman a una forma de educación y aprendizaje que desde su origen anda buscando resaltar a la persona social y al ser humano individual, viéndolo siempre como potencial agente de cambio hacia el desarrollo.

OttoJ.


NOTAS.

[1] Muchos de los modelos que en este proceso mas me llamaron la atención, por una u otra razón, son muy conocidos y practicados hoy día. Para entender un poco sobre algunos de ellos, invito a la lectura de estos sitios escritos para el público general:

[2] Ya por el 2012 decidía escribir y explorar mis inquietudes al respecto plasmándolas impotente en un blog («Blog K: Educación, Recursos y Web«)
Hoy al releerlo, me da escalorfrío pensar que la idea no solo no ha sido nueva, sino que pareciera que jamás ha podido implementarse por completo en ninguna época, lo que me lleva a pensar por añadidura que un método inflexible en relación con las tendencias locales, de región y globales, es un ensayo perpetuo que no se actualiza, no se cuestiona y no es permeable al cambio para el mejoramiento. Y peor aún, así, siendo ya fósil, tiende a convertirse en ícono social cuando no desaparece, ignorándose su verdadero valor intrínseco para el avance social, que será cada vez más nulo hasta incluso convertirse en un inevitable obstáculo aceptado dado el número de ciegos o temerosos adeptos.
De las muchas entradas en este Blog K, destaco las siguientes como complementarias y con interesantes reflexiones al respecto, incluidos los comentarios generados: